Hoy me echo en brazos del vintage; gracias al cine un buenorro de hace cincuenta o hasta cien años te puede poner tan a cien como un contemporáneo, ¿o no? La libido no entiende del espacio-tiempo. Algunos objetarán que prefieren hombres vivitos y coleando; ya, pero a ver, esto no es el Grindr y, seamos objetivos, la realidad es aburrida y mis posibilidades de ligar con Gerard Butler o Iker Casillas no son muy superiores a las de caer en un agujero de gusano que me permita viajar en el tiempo y ver a difuntos revividos en (turgente) carne y hueso. Ya de paso, encontrar un agujero de gusano gay que comunique con un universo paralelo donde lluevan del cielo mozos, tanto lozanos como maduritos, de buen ver.
Como habrá quien se esté preguntando qué tipo de perversión es eso del agujero de gusano, me centro ya en el hombre del día: un galés de lo más sexy de la historia, del cine o de la otra. Me derriten los actores intensos, con cara de circunstancias reflejo de su interior tormentoso y que no pegan en una comedia ni con cola. Richard Burton era un poquito muy alcohólico y conflictivo; aunque en esta foto de cuando era insultantemente joven hasta es capaz de disimularlo:
En estas otras fotos de su época de gloria hollywoodiense, allá por los años 60, ya tiene su característica mirada de loco sexy hasta decir basta. Podeis puntuarlas de 9 a 10:
El problema de recordar tiempos pasados es que había aquella cosa tan peñazo y aguafiestas llamada censura que impedía ver a los actores al natural y apreciar su belleza en todo su esplendor. He aquí lo más atrevido que me he encontrado de Richard:
Cierto es que los paparazzi a veces hacen el bien a la humanidad; por ejemplo en fotos como esta. La afortunada chica es, como no, Elizabeth Taylor, que no tenía precisamente mal gusto en cuanto a hombres:
Entrando ya en mis fetichismos absurdos, me encantan estas fotos de Cleopatra con nuestro hombre con una minifalda de vértigo que ríete tú de las ye-yés de la época:
¿Conocéis algún otro hombre que parezca viril vestido de leopardo?
Y ya, en un ataque de perversión, he aquí Richard de cura en su madurez. Tratándose de él no me hubiera importado ser víctima de abusos varios:
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